Una cosecha para olvidar: Impactos de la sequía en el maní argentino



Imagen: Melinda Rodrigues y Giovanna Nascimento, expertas en aceite de maní en Aboissa.


Argentina, uno de los mayores productores agrícolas del mundo, enfrenta una sequía que está afectando gravemente sus cultivos.

Uno de los principales factores que ha provocado el clima seco en Argentina es el fenómeno conocido como La Niña, una anomalía climática que se presenta en el Océano Pacífico y afecta el clima en varias partes del mundo.

En este tercer año consecutivo de La Niña se registró una caída de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas, reduciendo la productividad de algunos de sus principales productos como la soja, el maíz y el maní.

Esta situación ya no es el caso hoy.

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Según el Servicio Meteorológico Nacional de Argentina, los últimos 5 años se han caracterizado por un período de sequía prolongada en varias regiones del país, principalmente en el centro y norte. En 2020, por ejemplo, las precipitaciones estuvieron 25% por debajo del promedio histórico en la región de Buenos Aires.

Esta falta de lluvia provocó una disminución significativa de las reservas de agua en el suelo, perjudicando el crecimiento de las plantas.

Además, las temperaturas más altas registradas en los últimos años han acelerado el proceso de evaporación del agua, lo que ha agravado aún más la situación.

Ciertamente, los datos climáticos de los últimos años son fundamentales para comprender la actual situación de sequía en Argentina y sus impactos en la producción agrícola.

Maní

El maní es un cultivo importante para Argentina, siendo la economía regional que más dólares atrae al país. La cadena productiva y comercial de esta leguminosa emplea a más de 12 mil personas y genera más de US$$1 mil millones en exportaciones anualmente.

Sin embargo, el tema climático ha causado preocupación entre los productores, quienes han luchado por mantener la rentabilidad, en medio de un escenario que ya era complicado por el aumento de costos y los problemas que ya enfrentaba el país.

El maní se cultiva principalmente en la región de Córdoba donde, según estimaciones de la primera quincena de marzo de la Bolsa de Cereales, se espera que la producción caiga 39% con relación al promedio de los últimos dos años.

“Desde el último trimestre del año pasado ya conocíamos las posibilidades de que la cosecha se viera influenciada por La Niña. Pero también hubo episodios impredecibles, como las heladas de febrero, algo completamente histórico'', dijo Melinda Rodrigues, especialista en aceite de maní de Aboissa Commodity Brokers.

Complementando esto, Giovanna Nascimento, también especialista en aceite de maní en Aboissa, explica: “Para amortiguar los efectos de la sequía en la producción agrícola, es necesario que el gobierno argentino tome medidas como reducir los impuestos a los productores afectados e invertir en tecnologías que ayudar a conservar el agua y aumentar la eficiencia en el uso de los recursos hídricos. Sin embargo, es probable que estas medidas tarden algún tiempo en tener un impacto significativo en la producción”.

Como consecuencia de las caídas en la producción agrícola, la economía argentina también se ve afectada. El país es un importante exportador de soja, maíz y maní, y una disminución en la producción de estos productos básicos podría tener un impacto significativo en las exportaciones y los ingresos del país.

Además, la sequía está generando preocupaciones en cuanto al suministro de alimentos para la población. Los cereales son un componente importante de la dieta de los argentinos, y la disminución de la producción podría provocar mayores precios y escasez de alimentos en un país que ya sufre una hiperinflación de más de 1.00% al año.

Entre las medidas ya tomadas por el gobierno argentino, podemos mencionar el anuncio de la posible implementación del “Agro Dólar”, iniciativa que pretende aliviar la situación de los productores rurales, incluyendo la cobertura del sector manisero. Aún está pendiente que el gobierno oficialice la medida y aclare cómo será la regulación para las economías regionales.

Recordando que este será un año electoral en Argentina y por lo tanto, habrá que estar atentos a posibles cambios políticos, pues sabemos que este escenario impacta directamente en la comercialización de granos.

En conclusión, es importante que haya una discusión sobre los impactos del cambio climático en la producción agrícola no sólo en Argentina, sino en todo el mundo. El clima seco del país es sólo un ejemplo de los desafíos que enfrentan los productores agrícolas en un mundo cada vez más inestable e impredecible.


Por: Melinda Rodrigues y Giovanna Nascimento

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