El trigo es uno de los cereales más cultivados en el mundo, siendo el segundo cultivo principal con 773,4 millones de toneladas, alrededor de 23% de la producción mundial de cereales. Sólo está detrás del maíz (36%) y por delante de otros productos importantes como la soja (11%) y el arroz (15%).
En Brasil, los mayores productores son Rio Grande do Sul y Paraná, pero también hay presencia del cereal en el Sudeste, Centro-Oeste e incluso Nordeste. El consumo nacional supera la producción, razón por la cual el país importa trigo, gran parte de Argentina. Brasil también exporta, pero en muy poco volumen. En 2019 fue de 0,4 millones de toneladas. En esta zafra, que apenas ha comenzado, ya se han contratado 880 mil toneladas -la estimación es 1 millón de toneladas para exportación-, con un precio de mercado calentado.
En los últimos años, la tecnología en el cultivo del trigo ha evolucionado a través del manejo y semillas de alto potencial. Este segmento pasa por trabajos de mejoramiento genético y pruebas que pueden demorar de 8 a 10 años para convertirse en una variedad comercial.
Según la Conab, los cambios en el paquete tecnológico aumentaron la productividad. En 2012 fue de 2,4 kg/ha y en 2015 aumentó a 2,9 kg/ha. La cosecha pasada la productividad promedio fue de 5,7 kg/ha. Ya existen cultivares en el mercado con potencial para producir incluso más que eso. Otro factor es que el trigo puede aumentar indirectamente la productividad del cultivo que se sembrará posteriormente, como la soja.
En Biotrigo Genética, en Passo Fundo (RS), la crianza es cuidadosa. Nuevos cultivares se desarrollan en poco tiempo, un promedio de 6 años hasta alcanzar el multiplicador de semilla y se validan en más de 54 puntos del país para adaptarse a las diferentes regiones. Las variedades buscan la salud de los cultivos, la productividad, la resistencia al clima y al estrés hídrico. “Hay que pensar en variedades enfocadas a las necesidades del ingenio y del consumidor, que son cada vez más exigentes. Trabajamos para que el productor esté motivado a sembrar trigo y tener calidad, enfocándonos en las necesidades del productor. También es importante que el agricultor compre semilla certificada, porque hace unos años el trigo era un cultivo marginado y, con mucha inversión, hoy tiene la atención que merece”, destaca el gerente comercial para América Latina, Fernando Wagner.
Por: Agroenlace
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