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La vinaza, un residuo contaminante que se obtiene en la producción de etanol, ahora puede convertirse en hidrógeno verde utilizado para regar los cultivos, especialmente la caña de azúcar, ya que es rico en potasio. “Transportar estos residuos a las plantaciones es un proceso costoso y laborioso para las plantas. Sin olvidar que, mal aplicada, la vinaza puede dañar la plantación y el suelo, además de llegar a las aguas subterráneas. Es posible mejorar ese proceso”, dice Thiago Lopes, profesor de la Escuela Politécnica (Poli) de la USP.
Con una amplia aplicación, el hidrógeno verde se puede utilizar, por ejemplo, en la producción de amoníaco que se destina a los fertilizantes. “Hoy en día, el amoníaco se sintetiza con hidrógeno del gas natural, lo que genera una huella de CO2”, afirma el investigador. Se puede utilizar oxígeno puro para quemar bagazo de caña de azúcar. "Al condensar agua, se puede obtener CO2 puro de manera fácil y económica para almacenarlo o convertirlo en productos".
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Otra ventaja del reactor es que concentra más la vinaza, ya que por cada litro de etanol se producen alrededor de 10 litros de vinaza. “Es un volumen gigantesco para almacenar y transportar. Si está más concentrada, libre de una fracción de agua, la vinaza ocupará menos espacio y requerirá menos transporte. Cabe señalar que ese transporte, en general, se realiza mediante camiones propulsados por gasóleo, y eso agrega huella de CO2 al etanol brasileño”, destaca Lopes.
El Centro de Investigación para la Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI) es un Centro de Investigación en Ingeniería, creado en 2015, con financiamiento de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (Fapesp) y Shell.
Por: Leonardo Gottems | Agroenlace