
El futuro de las energías renovables en el sector agroindustrial pasa por una elección estratégica entre el etanol de maíz y el de caña de azúcar, como destaca Siegfrid Baumann, Director de Desarrollo de Productos y Mercados de Bayer. Ambos biocombustibles tienen ventajas competitivas distintivas: mientras que el etanol de caña de azúcar tiene una cadena de producción consolidada, el etanol de maíz se presenta como una alternativa viable, ofreciendo previsibilidad en la producción y un mejor aprovechamiento de subproductos, como el DDG.
Esta diversificación es esencial para ampliar la oferta de biocombustibles y reducir la dependencia de un solo cultivo. Para las empresas del sector, la cuestión va más allá de la elección de la materia prima: implica competitividad, eficiencia logística y la búsqueda de soluciones sostenibles que minimicen las emisiones de carbono.
La decisión sobre qué ruta tecnológica adoptar debe estar alineada con la capacidad de innovación y las demandas del mercado. Cada modelo de producción presenta oportunidades únicas, pero también requiere importantes adaptaciones para optimizar los procesos y garantizar la eficiencia económica y ambiental.
Los avances en la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías serán cruciales para consolidar el etanol como una alternativa sustentable y estratégica dentro de los agronegocios. La elección entre maíz y caña de azúcar no debe ser excluyente, sino complementaria, reforzando la importancia de la diversificación de la matriz energética del sector.
“La principal lección aquí es que la decisión sobre qué ruta tecnológica seguir debe estar alineada con la capacidad de innovación y las demandas del mercado. “Cada modelo trae oportunidades únicas, pero también requiere adaptaciones importantes”, comenta.
Fuente: Leonardo Gottems | Noticias Agrícolas