La Niña, un fenómeno climático previsto desde principios de 2024, parece finalmente establecerse. Según la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), las condiciones para la formación del fenómeno se alcanzaron en la semana del 11 de diciembre de 2024, con la temperatura del Océano Pacífico Ecuatorial 0,6°C por debajo del promedio. La expectativa es que estas condiciones prevalezcan en los próximos meses, impactando directamente los cultivos brasileños.
Impactos en la cosecha de soja 2024/25
El USDA Brasilia elevó recientemente su estimación para el soja en Brasil, proyectando 165 millones de toneladas, un aumento de 7.87% respecto a los 152 millones de toneladas del ciclo anterior. Este optimismo se debe a las condiciones climáticas favorables en gran parte del país, con pocas áreas que enfrentan déficits de agua.
Sin embargo, las lluvias recurrentes en la región central de Brasil, características de La Niña, han generado preocupación. Desde las etapas iniciales, los cultivos de soja en esta región se han venido desarrollando en condiciones más húmedas, lo que ha aumentado la demanda de combatir la roya asiática. Además, la falta de luz solar directa durante el llenado del grano puede comprometer significativamente la productividad.
Riesgos de la falta de luz solar
La luz del sol es esencial para la fotosíntesis, el proceso responsable de producir energía y azúcares necesarios para el crecimiento y desarrollo de los granos. La falta de luz puede provocar los siguientes problemas:
- Reducción de la fotosíntesis: Limita la producción de energía, lo que da lugar a granos más pequeños y menos pesados.
- Granos mal formados: Un llenado incompleto da como resultado granos de menor calidad.
- Disminución de la productividad: Menos azúcar en las vainas compromete el peso final de la producción.
- Retraso en la maduración: El ciclo de la planta puede prolongarse, afectando el calendario de cosecha y aumentando los riesgos climáticos.
- Aumento del estrés de las plantas: Incluso en condiciones cubiertas, las plantas siguen respirando, consumiendo energía sin producir suficiente, lo que empeora el equilibrio energético.
Proyecciones para el periodo de cosecha
Las proyecciones indican un período más seco durante la cosecha, lo que podría beneficiar a los cultivos en etapas más avanzadas. Por otro lado, las zonas con desarrollo tardío todavía requieren una alta disponibilidad de agua, lo que hace que el escenario sea desafiante.
A pesar del optimismo sobre el rendimiento de los cultivos, la combinación de exceso de lluvia, falta de luz solar y demandas específicas de cada etapa del cultivo refuerza la necesidad de un seguimiento constante. El año 2025 presenta una dinámica climática delicada, pero con potencial para obtener buenos resultados si los desafíos se gestionan de manera efectiva.
Fuente: Gabriel Rodrigues | Agroenlace