En los últimos años, América Latina se ha visto fuertemente afectada por fenómenos meteorológicos como La Niña y El Niño, que provocan eventos climáticos extremos, dependiendo de variables como la ubicación geográfica, la temperatura y las precipitaciones, entre otras. Los cultivos agrícolas se ven directamente afectados, lo que produce diferentes efectos en las distintas culturas y en los diferentes países del continente, que es muy extenso y tiene una gran diversidad.
Según Luiz Renato Lazinski, del Instituto Nacional de Meteorología (Inmet), El Niño “impacta favorablemente los cultivos del centro-sur de América del Sur, ya que en estos años las precipitaciones son más abundantes y mejor distribuidas. Para los cultivos de invierno, como el trigo, el problema es el exceso de lluvias durante la cosecha. En las zonas más septentrionales del continente los años con estos fenómenos no son muy favorables, debido a precipitaciones irregulares y precipitaciones por debajo del promedio, es decir, problemas de sequía”.
Por otro lado, el experto señala que “en años de La Niña, como en el que estamos empezando a entrar y que deberían durar al menos hasta finales de la próxima cosecha de verano, en la región centro-sur de Sudamérica los inviernos Será más riguroso, con temperaturas más bajas y precipitaciones inferiores a la media, además de una alta probabilidad de heladas tardías en las zonas más altas de esta región, lo que podría suponer un problema para los cultivos de invierno como el trigo, por ejemplo. En verano, esta región registra precipitaciones muy irregulares con totales inferiores a la media. Para las zonas más septentrionales del continente las lluvias son más abundantes y mejor distribuidas, lo que favorece mucho la cosecha de verano”.
Según él, es difícil decir qué países son los más afectados. En Brasil, por ejemplo, hubo problemas en el norte y noreste, pero las zonas centro-sur se beneficiaron. Paraguay cosechó bien y Argentina tuvo problemas con el exceso de lluvia durante la cosecha.
Diego Henrique Uroda, director técnico de PGG Chemical Corporation, señala que se han observado veranos con temperaturas muy elevadas, algunas superando los 60º centígrados justo por encima de la superficie del suelo en zonas agrícolas del cerrado brasileño -que no tiene un régimen hídrico constante- y buena distribución.
Históricamente, en los años de El Niño la cosecha de trigo se ve perjudicada por la proliferación de hongos y enfermedades provocadas por la alta humedad, explica Ronaldo Matzenauer, investigador de la Fundación Estadual de Investigación Agropecuaria de Rio Grande do Sul (Fepagro). La misma realidad se observa en otros países importantes en la producción de alimentos a gran escala, como: Argentina, Paraguay y Uruguay.
Uroda enumera los cultivos más afectados: “el complejo hortícola y hortícola, además del cultivo de hortalizas, frutas, condimentos y hortalizas; grandes cultivos, como soja, maíz, trigo, cebada, arroz, frijoles, maní, patatas y cebollas. La producción de fibras como el algodón también puede verse perjudicada. La producción agrícola también se ve afectada al depender directamente del suministro de granos con calidad, accesibilidad y precios compatibles con la actividad”.