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La expectativa es de 4,5 mil millones de litros en todo el país.
La producción de etanol es una de las principales fuentes de biocombustibles en Brasil y una de sus fuentes más prometedoras es el maíz. Según la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), el estado de Mato Grosso es responsable de 73,4% de producción nacional de etanol de maíz y se espera que aumente 11,9% en la cosecha 2022/23, alcanzando 3.335 millones de litros. Además, la Conab también prevé un aumento de 30,7% en todo el país, totalizando 4.500 millones de litros en la cosecha 2022/23.
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El crecimiento de la producción de etanol en el país es un paso importante hacia el desarrollo de fuentes de energía. Además de ser una alternativa más limpia y renovable a los combustibles fósiles, ayuda a garantizar la seguridad energética del país y contribuye a la creación de empleo y al desarrollo económico local.
Otras ventajas del etanol de maíz son la facilidad que implica su fabricación, resultado del proceso relativamente sencillo de fermentar la sacarosa presente en la planta. El maíz es un cultivo fácil de producir, lo que significa que es una opción atractiva para los productores. Otro factor importante es que el cereal es adaptable y puede cultivarse en diferentes regiones de Brasil, lo que aumenta su disponibilidad y, en consecuencia, su uso para biocombustible.
Además, el aumento de la producción de cereales en los últimos años ha permitido disponer de un excedente que puede utilizarse para otros fines además de la alimentación animal y el consumo humano.
La expectativa para 2030 es que la producción alcance los 10 mil millones de litros por año. Los principales impactos de este aumento serán una mayor estabilidad en el precio de los cereales; aumento de las ventas anticipadas y, próximamente, el pago de bonos por créditos de descarbonización – CBIOS para los productores que comercian con las plantas.
El crecimiento de este sector es un paso importante hacia el desarrollo de fuentes de energía limpias y renovables, pero a pesar de todos los beneficios, es necesario prestar atención a posibles desafíos, como el mantenimiento de la política energética y la disponibilidad de biomasa.
Ante el prometedor escenario actual, el productor debería buscar firmar contratos de venta anticipada con plantas de etanol y, tras la aprobación del Proyecto de Ley 3149/20 -que estipulará el pago de los créditos de descarbonización-, buscar un organismo de certificación para estimar la huella de carbono de sus producción. Esta información será importante para medir cuánto carbono está secuestrando el productor y cuándo será su remuneración con CBIOS.
Fuente: Abramilho | Noticias Agrícolas