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Cada mes, la FAO publica el Índice de Precios, que muestra las fluctuaciones de los principales productos agrícolas; Los consumidores finales no siempre sienten la variación.
Desde que alcanzó un máximo histórico en marzo de 2022, con el inicio de la guerra en Ucrania, el índice de precios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha ido cayendo mes tras mes.
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Sin embargo, los consumidores no necesariamente sienten la caída en los lineales de los supermercados. Para comprender la correlación y la aparente falta de traspaso de la reducción al consumidor, Noticias ONU habló con expertos en Chile y Brasil.
Materias primas y productos
El representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, destacó a Noticias ONU, desde Santiago de Chile, que es importante señalar que los valores publicados se refieren al producto crudo, generalmente comercializado a gran escala y que no son sólo un factor de la composición de precios de la cadena alimentaria.
“Lo primero que hay que saber son todos los factores que influyen en los precios. En la lógica de la oferta y la demanda de productos alimenticios. Hoy en día hay una combinación de tres factores que no parecen estar relacionados con el precio […], es el cambio climático lo que realmente está empezando a pesar mucho sobre el sector agrícola y la guerra en Ucrania”.
Añade que factores como la energía y el combustible contribuyen a las fluctuaciones de precios. Además, las cuestiones climáticas y geopolíticas también han estado dictando cambios en los valores de los productos.
Sin embargo, en la región de América Latina y el Caribe, el tema de los insumos agrícolas con la guerra en Ucrania también afecta directamente el precio de los productos alimenticios. Esto se debe a que la región tiene una fuerte dependencia de las importaciones rusas.
“Ustedes saben que América Latina y el Caribe es una región que depende de los fertilizantes. Casi 85% de los fertilizantes utilizados en la región son importados. Y si evalúas de dónde vienen, los 18% son de Rusia, sobre todo los de nitrógeno. […] O sea, son números fuertes para entender que cuando cambia el precio y cuando el producto sale de donde se produce hasta llegar a América Latina, entiendes que hay muchos factores externos que hoy tienen una relación fuerte”.´
Granos y consumo humano
El analista de Commodities Agrícolas, Geraldo Isoldi, dijo a Noticias ONU, desde São Paulo, que gran parte de los llamados commodities son bienes que aún no recibieron el tratamiento necesario para el consumo humano.
Agrega que algunos granos, como la soja y el maíz, se venden para alimentación animal y no llegan a puntos comunes de venta al público, pero influyen en el precio de las proteínas.
“Si se produce un cambio muy repentino en los precios del trigo, por ejemplo, obviamente tendrá un impacto directo en el precio de la mayoría de los alimentos en los supermercados. Si hay un cambio muy repentino en los precios del maíz, esto afectará el precio de la proteína animal. Entonces, ya tienes el impacto tanto en los carbohidratos como en las proteínas. La carne tiene un impacto más directo, una fluctuación en el precio de la carne de vacuno, por ejemplo, tendrá un impacto más directo en el precio de la carne vendida en el supermercado”.
De esta forma, en cada paso de la cadena alimentaria, se mejoran los alimentos y aumenta su precio. Al llegar a los puntos de venta, reflejan no sólo el índice de precios, sino todas las demás complejidades del proceso entre la finca y el plato de la gente.
Tendencias
En cuanto a las tendencias, Mario Lubetkin afirma que se deben tomar en consideración una serie de factores para crear un escenario futuro, incluyendo aspectos del mercado interno de cada país, como la inflación y la devaluación de la moneda.
En general, considera que la continuación de la Iniciativa del Mar Negro es clave para evitar un nuevo aumento fuerte de los precios. Sin embargo, ante un momento inestable, el representante de la FAO en América Latina y el Caribe afirma que los países de la región han estado buscando prepararse para la crisis alimentaria mundial.
Obesidad y hambre
Señala que, según estudios de la agencia de la ONU, la región tiene el costo de alimentación saludable más alto del mundo. Para lograr una buena alimentación, los latinoamericanos y caribeños gastan alrededor de US$ 3,89 por persona al día, mientras que el promedio mundial es de US$ 3,54.
El representante de la FAO destacó que el problema global con la crisis alimentaria, la región podría tener hasta 56 millones de personas en situación de hambre.
Además, destaca que la dificultad para acceder a una buena alimentación ha hecho que la población latinoamericana enfrente otro problema: la obesidad.
Según Mário Lubetkin, 24% de latinoamericanos tienen sobrepeso, de los cuales 7,5% son niños.
Por: datagro