cuando hablamos de aceite de girasol, las principales influencias sobre la fluctuación de los precios mundiales son la cosecha del Mar Negro, ya que Ucrania y Rusia son los mayores productores de girasol del mundo, la cosecha de palma, que es el producto más producido en el mundo y que influye en el precio de los aceites especiales, y precios del combustible.
Considerando estos indicadores, vimos aparecer una fuerte cosecha de girasol en el último trimestre de 2019, y con ello, precios más agresivos, junto con la gran caída del aceite que intensificó la caída del aceite de palma, y como consecuencia, una caída en el precios de aceites especiales. . En este escenario, China y Europa realizan compras de largo plazo, llevándose una parte importante de la cosecha recién iniciada.
Con la llegada de COVID-19, los principales puertos, por temor a la propagación de la enfermedad, dificultan el movimiento de contenedores. En este momento nos resulta muy difícil conseguir espacio en los barcos debido a la estricta supervisión. Esto genera fluctuaciones de precios más fuertes, retrasando la respuesta rápida que requiere el mercado de commodities.
Argentina es el mayor proveedor de girasol de América Latina y abastece a muchos mercados de otros continentes que compran grandes cantidades, como el norte de África y Malasia. En marzo, América Latina se vio afectada por la pandemia y, como resultado, los gobiernos amenazaron con bloquear puertos en Argentina, poco después de que Chile y Paraguay los bloquearan. Este escenario brinda una oportunidad única a Rusia y Ucrania, que reciben grandes demandas de compradores en el mercado argentino, de hacer nuevos planes de largo plazo durante las dos semanas que Argentina permaneció incierta. Esto impulsó el mercado local argentino, pero los dejó fuera de las grandes operaciones internacionales de girasol.
Aún no hay soluciones a los impactos logísticos causados por la pandemia, Rusia está siendo el país más afectado, ya que el gobierno no está permitiendo el ingreso de productos provenientes de países afectados por el COVID-19. Es decir, no cuentan con suficiente circulación de contenedores entrantes al país para poder exportar sus productos, lo que genera el retraso de todas las operaciones ya cerradas. Este escenario significó que el aceite de girasol no sufriera tanta volatilidad de precios como vemos hoy en los mercados de soja y palma.
En mayo, notamos que el mercado estaba bastante asustado a principios de mes y con poco movimiento. Ucrania con poco volumen de esta cosecha para vender y Rusia con indisponibilidad de fletes. Se espera que los precios se mantengan altos, con dificultades para alcanzar el volumen. Quizás Argentina pueda aprovechar la oportunidad que le quitaron sus compañeros antes. Se espera que en las próximas semanas Latinoamérica llegue al pico de Covid-19, provocando que plantas y negocios permanezcan cerrados, y seguiremos avanzando lentamente.
Por Laura Pereira por Aboissa
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