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Desde ese año récord, los totales del comercio han caído a 16,9 millones de toneladas en 2017/18, 16,2 millones de toneladas en 2018/19, 14,6 millones en 2019/20 y 13,8 millones en 2020/21. El año pasado marcó el total comercial más bajo desde 2013/14, cuando se comercializaron 13,2 millones de toneladas de harina de trigo. El CIG afirmó que el comercio de harina en 2020/21 se vio gravemente obstaculizado por la pandemia de COVID-19 y los problemas de transporte relacionados.
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"La primera recuperación proyectada en cinco años está vinculada en gran medida a las expectativas de un aumento de las importaciones por parte de Irak, de 1,9 millones a 2,7 millones de toneladas, tras una fuerte caída en la producción interna de trigo", dijo el CIG. "Sin embargo, con las llegadas acumuladas reportadas durante el período de julio a octubre en gran medida estables año tras año en alrededor de 800.000 toneladas, el pronóstico puede revisarse a la baja en próximas actualizaciones si el ritmo no se acelera en el futuro".
Por otro lado, se espera que las importaciones de Afganistán, el mayor importador de harina del mundo en los últimos años, caigan de 2,5 millones a 2 millones de toneladas en 2021/22, con llegadas acumuladas hasta octubre –principalmente desde Kazajstán– muy por detrás de la temporada pasada. Tanto Afganistán como Kazajstán están sufriendo crisis humanitarias y económicas, que sin duda están afectando al comercio de harina, aunque la CIG no abordó estas cuestiones en su informe.
Por: Leonardo Gottems | Agroenlace