La producción nacional de aceite de oliva en Brasil aún es limitado, por lo tanto, el país depende del mercado europeo para satisfacer el consumo interno. En consecuencia, esta dependencia deja a Brasil vulnerable a las fluctuaciones en la producción mundial de aceite de oliva, especialmente en tiempos de adversidad climática en las principales regiones productoras del mundo. Además, en los últimos años, los fenómenos climáticos severos han afectado el suministro mundial, lo que ha provocado máximos históricos en los precios del aceite de oliva.
Por otro lado, con el inicio de la nueva cosecha en octubre, la expectativa es de alivio para el mercado. La previsión es de volúmenes sólidos en los principales países productores, lo que, por tanto, podría reducir significativamente los precios para los consumidores brasileños en 2025. “La estimación es una caída mínima de 20% en los precios a principios del próximo año, con posibilidades de reducciones en los pagos adicionales a lo largo de todo el año. el año, dependiendo de la demanda global y de las variaciones del tipo de cambio”, comenta Leonardo Scandola, director comercial de Filippo Berio en América Latina.
Impactos en el mercado brasileño
En 2024, el aceite de oliva registró el mayor aumento de precio en Brasil desde 2012, según datos del IBGE. El incremento alcanzó los 50% respecto al año anterior. Aunque el ritmo de aumento se ha ralentizado en los últimos meses, los precios siguen siendo altos.
La recuperación de la producción mundial puede traer alivio al presupuesto de las familias brasileñas. “Después de dos años de una fuerte caída en la producción, que provocó aumentos de precios de aproximadamente 50%, ahora se espera un equilibrio en el mercado, lo que permitirá que más consumidores vuelvan a incluir el aceite de oliva en su rutina alimentaria”, dice Scandola.
Según él, la producción mundial en la cosecha 2024-2025 debería alcanzar los 3,1 millones de toneladas, un aumento de 23% respecto al ciclo anterior. Este crecimiento estará liderado por cosechas abundantes en España, Túnez, Turquía y Grecia, países que deberían ayudar a equilibrar la oferta y satisfacer la demanda reprimida. “Por fin estamos volviendo a los patrones de producción tradicionales, lo que responde a la creciente demanda mundial de aceite de oliva”, añade.
Consumo y comportamiento de los brasileños
Según el informe Mid-Year Consumer Outlook: Guía para 2025 de NielsenIQ (NIQ), los consumidores brasileños están priorizando las compras intencionales, centradas en artículos esenciales que promueven el bienestar y la salud. En un escenario de mayor prudencia en el gasto, la reducción del precio del aceite de oliva podría favorecer su regreso al consumo cotidiano, reforzando su valor como producto accesible y nutricionalmente beneficioso.
Desafíos persistentes en Italia
Aunque el escenario mundial es positivo, la producción de aceite de oliva en Italia se enfrenta a importantes dificultades. Debido a la grave sequía y las altas temperaturas en las regiones productoras del sur, como Apulia y Sicilia, la producción italiana podría caer hasta 32% en comparación con el año pasado. Esto podría llevar al país a caer del segundo al quinto lugar en el ranking mundial de productores de aceite de oliva. “Si estas predicciones se confirman, Italia perderá espacio en el mercado mundial, pero la calidad del aceite de oliva italiano seguirá siendo un diferenciador”, comenta Scandola.
A pesar de las adversidades, la dedicación de más de 400.000 empresas agrícolas italianas mantiene el aceite de oliva del país como un producto de excelencia.
Adaptaciones necesarias para el sector del aceite de oliva
El impacto del cambio climático refuerza la urgencia de la adaptación en el sector del aceite de oliva. "Necesitamos modelos agrícolas que minimicen los efectos climáticos inesperados y protejan el sector", afirma Scandola. Destaca la necesidad de invertir en variedades de olivo más resistentes a la sequía y en tecnologías de control del agua para abordar los déficits hídricos en los cultivos.
Con la recuperación mundial de la producción de aceite de oliva, Brasil puede esperar precios más asequibles en 2025, beneficiando al consumidor y al mercado en su conjunto. Sin embargo, los desafíos climáticos siguen exigiendo innovación y adaptación en el sector, asegurando un futuro sostenible para uno de los alimentos más valiosos del mundo.
Fuente: Filippo Berio | Noticias Agrícolas