Impulsado por una serie de inversiones y perspectivas favorables, el etanol de maíz ha cobrado fuerza como una alternativa robusta y sostenible en el escenario energético brasileño. Con un crecimiento de 800% en producción en los últimos cinco años y estimaciones optimistas para el futuro cercano, este biocombustible destaca no sólo por su eficiencia, sino también por su potencial para impulsar el desarrollo económico regional y mitigar impactos ambientales.
Para que os hagáis una idea, la producción de etanol a base de maíz saltó de 520 millones de litros en la cosecha 2017/18 a 4.500 millones de litros en la cosecha 2022/23, según datos de la Confederación Nacional de la Industria (CNI). Este crecimiento está directamente relacionado con las masivas inversiones realizadas en el sector. La expectativa es que el etanol de maíz represente 19% de todo el etanol consumido en Brasil en la cosecha 2023/24, según la Unión Nacional de Etanol de Maíz (UNEM), consolidándose como parte integral de la matriz energética del país.
Retos y oportunidades con el etanol de maíz
Sin embargo, para que este segmento siga avanzando aún es necesario superar algunas barreras, como la temida falta de almacenamiento. El país tiene una infraestructura insuficiente, con una capacidad estática de sólo 14% de una sola cosecha. El año pasado, las cosechas excesivas de soja y maíz provocaron pérdidas de alrededor de 30.000 millones de rands, según COGO Agribusiness Intelligence.
En Mato Grosso, el mayor productor nacional de cereales, el déficit de almacenamiento en la cosecha 2021/22 fue de 57,1 millones de toneladas, considerando todos los cultivos, según el Instituto de Economía Agrícola de Mato Grosso (Imea). Precisamente esta es una de las regiones donde se han instalado plantas de etanol de maíz. Según el ingeniero agrónomo Lalo Malinarich, responsable del mercado de Silox del Grupo Nortène, la primera producción comercial de este tipo de biocombustible comenzó en 2012 y, desde entonces, el país ha experimentado un crecimiento sustancial del sector, con 18 plantas actualmente en funcionamiento. “De ellas, 16 están ubicadas en la región Centro-Oeste, con énfasis en Mato Grosso, principal líder de producción, representando alrededor de 70% del total”, refuerza.
Futuro prometedor
Además de ser una fuente de energía renovable, el biocombustible es reconocido como un gran valor añadido. El experto afirma que la producción de cereales impulsa la economía rural y la seguridad alimentaria al generar coproductos como el petróleo y los DDG. “El etanol de maíz promueve la energía y los bosques de eucalipto, resaltando la sostenibilidad en la cadena productiva”, destaca.
Destaca la eficiencia energética del etanol de maíz, aunque su huella de carbono aún es objeto de estudio y mejora. El USDA informa que el etanol de maíz emite 30% menos de carbono que la gasolina, lo que lo hace más limpio y sostenible. “En comparación con la caña de azúcar, el maíz también tiene ventajas específicas que promueven la sostenibilidad ambiental. Mientras que la caña de azúcar genera energía con bagazo, el maíz utiliza astillas de madera reforestada, fomentando recursos renovables, afirma Malinarich.
Las perspectivas para el sector del etanol de maíz en Brasil son buenas, con altas expectativas, según la ANP. Se espera la puesta en funcionamiento de 11 nuevas plantas, además de siete ampliaciones específicas en la fabricación de etanol de maíz.
¿Qué pasa con el almacenamiento?
A pesar de los avances, desafíos como la escasez de silos de almacenamiento resaltan la necesidad de soluciones innovadoras para garantizar la eficiencia de la cadena de producción. En este contexto, el Grupo Nortène desempeña un papel crucial a la hora de ofrecer soluciones innovadoras. Entre estas soluciones destaca el silo bolsa de una de sus marcas, Silox. Por tanto, la aportación de la compañía es fundamental para el avance del sector.
Para la doctora en agronomía Sueyde de Oliveira Braghin, la inteligencia de agromercado de la empresa, el silo-bolsa, que es una opción de almacenamiento móvil y de fácil acceso, permite el almacenamiento por períodos cortos a prolongados, con el objetivo de garantizar la calidad final del grano para su uso. . “Esta tecnología contribuye a la eficiencia y sostenibilidad de la cadena productiva de etanol de maíz, ya que ofrecemos una solución, especialmente para los estados del Centro Occidente que sufren mucho esta situación en cada cosecha”, explica.
Además, el etanol de maíz, a la luz de la transición energética, es una solución prometedora para el desarrollo económico y social de Brasil. “Con continuas inversiones y un enfoque enfocado en la eficiencia energética y la mitigación de impactos ambientales, este biocombustible se está consolidando como parte fundamental, contribuyendo a un futuro más verde”, concluyó el doctor.
Por: Noticias Agrícolas