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Bahía ya cuenta con 40% de área sembrada de algodón para la cosecha 2021/22, de un total de 290,3 mil hectáreas dedicadas al cultivo. Según la Asociación de Productores de Algodón de Bahía (Abapa), las primeras plantas germinadas llegan con buen vigor y, hasta ahora, el clima ha ayudado. El estado debería tener un aumento en la superficie plantada con el producto de alrededor de 9%, en comparación con 2020/21. La producción estimada por Abapa es de 563 toneladas de algodón procesado (penacho), con una productividad esperada de 1.937 kilos por hectárea.
Los motivos para celebrar van más allá: la tasa de aparición de la plaga del picudo del algodón fuera de temporada fue la más baja en cinco cosechas. El logro es resultado directo del esfuerzo de los algodoneros y de intensas acciones de Abapa en campañas de sensibilización, bombardeos de carreteras y trabajo conjunto con la Agencia de Defensa Agrícola de Bahía (Adab), Embrapa y consultoras.
Para comparar la infestación de la última temporada baja con las anteriores se utiliza un índice conocido como BAS (gorgojo por trampa por semana), obtenido a través del análisis semanal de trampas de feromonas estratégicamente ubicadas. En el período de vacío sanitario algodonero que antecedió a la siembra de la cosecha 2020/21, luego de 11 lecturas semanales, en los 18 centros del Programa Fitosanitario de Abapa, la marca alcanzada fue de BAS 0,40, clasificado en el rango “azul” de infestación de la plaga. Esta es la primera vez desde 2017 -cuando el BAS era 0,53- que el estado ingresa a la banda azul.
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Según la referencia utilizada para el BAS, la banda verde tiene un índice de picudo cero. La azul pasa de 0,01 a 1 picudo por trampa. De 1,01 a 2 se considera banda amarilla, y por encima de 2, banda roja. Según datos del Programa Fitosanitario de Abapa, en los vacíos de 2018, 2019 y 2020 los índices fueron, respectivamente, de 2,36, 6,76 y 4,36, todos considerados rango “rojo” de infestación.
Varios factores explican este cambio. Algunos tienen menos influencia, como la estacionalidad y el clima, y otros explican casi por completo el resultado. Es el caso de las buenas prácticas, a lo largo de toda la cadena productiva, para combatir y controlar el picudo del algodón, como la destrucción de tigueras y retoños –plantas voluntarias de algodón que crecen a los costados de los caminos o en zonas de rotación de cultivos–, además del respeto a los períodos de vacíos sanitarios y buenas prácticas para el envasado y transporte de cápsulas de algodón o semillas de algodón.
Durante el período, el Programa Fitosanitario de Abapa realizó acciones de destrucción química y mecánica de retoños. A lo largo de las carreteras de la región se colocaron vallas publicitarias con orientación sobre la importancia de erradicar las plantas voluntarias y la asociación también llevó a cabo una campaña intensiva para alertar a los camioneros sobre la forma correcta de transportar las cargas de algodón.
“Abapa, a través del Programa Fitosanitario y con el apoyo de la Agencia de Desarrollo Agrícola de Bahía (Adab), trabaja día y noche con productores, conductores y otros agentes, para concientizar sobre la importancia del cumplimiento de los protocolos fitosanitarios. Los índices hablan por sí solos”, afirma el presidente de la entidad, Luiz Carlos Bergamaschi. “Ha llegado el momento de continuar la batalla contra el que ha sido el mayor enemigo del cultivo algodonero brasileño desde 1983. La vigilancia es intensa y la concienciación debe ser generalizada”, concluye Bergamaschi.
Por: FECHA