Nuestras expertas, Zainab Alhamwi y Laura Pereira, emprendieron una gira por Oriente Medio y, además, participan en la Golfo 2024, celebrado en el Dubai World Trade Center del 19 al 23 de febrero. Este evento, reconocido como el encuentro anual de alimentos y bebidas más grande del mundo, atrae a más de 50.000 visitantes diarios y cuenta con más de 5.500 marcas globales en exhibición.
Este año, Gulfood 2024 destacó no sólo por su tamaño, sino también por la profundidad de su contenido y la variedad de participantes. Bajo el lema “Comida real, negocios reales”, el evento reunió a marcas de renombre mundial y nuevos expositores. Se exhibieron productos alimenticios, ingredientes y prácticas culinarias auténticas, fomentando conexiones comerciales significativas. Nuevos pabellones de países, como Armenia, Azerbaiyán y Venezuela, se sumaron al evento, destacando su creciente influencia y alcance.
Además de ser una plataforma para negocios, Gulfood 2024 sirvió como escenario para discusiones avanzadas sobre el futuro de la industria alimentaria. Además, la conferencia Gulfood Inspire reúne a líderes de opinión, emprendedores, futuristas, chefs, científicos y académicos de todo el sector. Los temas abarcaron desde la digitalización impulsada por la tecnología hasta las innovaciones disruptivas y la transición a sistemas alimentarios circulares.
Desafíos agrícolas en Túnez: entre conflictos, clima y comercio
Nuestros expertos también aprovecharon la oportunidad para visitar Túnez, lo que ocurre periódicamente cada 2 años. Entre 2023 y 2024, Túnez enfrentó importantes desafíos en el sector agrícola debido a una serie de factores adversos. Los conflictos locales han dañado el comercio, la producción y los vínculos internacionales, especialmente con los mercados europeos cruciales para los productos agrícolas tunecinos.
La inestabilidad política interna agravó los problemas, con frecuentes manifestaciones y huelgas que afectaron la logística y el transporte de mercancías. Por otro lado, la situación también se vio agravada por condiciones climáticas extremas, incluidas graves sequías y olas de calor, que comprometieron las cosechas, en particular las de olivo, una de las principales exportaciones de Túnez. Esto provocó una disminución en la producción de aceite de oliva, uno de los pilares de la economía agrícola del país, impactando negativamente el comercio exterior y aumentando la dependencia de las importaciones de productos básicos, como cereales y aceites vegetales más baratos.