Caio Penido, empresario y presidente del Instituto de la Carne de Mato Grosso (IMAC), criticó duramente la decisión de los organizadores de los Juegos Olímpicos de 2024 de reducir el suministro de carne a los atletas, priorizando los alimentos vegetarianos para reducir las emisiones de CO2. Penido sostiene que la estrategia no sólo carecía de base científica, sino que tampoco lograba satisfacer las necesidades nutricionales de los atletas de alto rendimiento, que enfrentaban un bajo rendimiento debido a la falta de proteínas esenciales.
Por lo tanto, la crítica obtuvo el apoyo de varios atletas, incluido el ex medallista olímpico australiano James Magnussen, quien, a su vez, asoció la caída del rendimiento con la reducción de la ingesta de proteínas. Ante estas quejas, los organizadores revisaron los menús y revocaron la decisión, aumentando así la oferta de carne y huevos.
Además, Penido también refuta la idea de que la carne de vacuno sea un villano medioambiental. Según estudios de Daniel Vargas (FGV) y Myles Allen, la ganadería puede, de hecho, contribuir a mitigar el cambio climático. Según él, las emisiones de CO2 relacionadas con la ganadería son relativamente bajas, especialmente en Brasil, que, después de todo, representa sólo 3,9% de las emisiones globales.
Reducción del consumo de carne y sostenibilidad: un debate complejo e ineficaz en los Juegos Olímpicos
“Es incorrecto vincular la reducción del consumo de carne vacuna a la reducción de la deforestación o a los eventos climáticos adversos que enfrentamos hoy. La complejidad de estos problemas ambientales involucra una serie de factores interconectados, como el crecimiento demográfico, el modelo de desarrollo económico, el uso de combustibles fósiles o energías no renovables y la falta de políticas públicas. Además, 12,2% de los bosques del mundo están en Brasil, con 66% del territorio nacional cubiertos por vegetación protegida y preservada”, comenta.
Para Penido, el intento de Francia de promover una imagen medioambiental reduciendo el consumo de carne fue ineficaz y simbólico. Sugiere que limpiar el río Sena tendría un impacto ambiental mayor que restringir la carne en los Juegos Olímpicos, enfatizando acciones más sustanciales para el medio ambiente.
“En cuanto a los Juegos Olímpicos, duraron poco más de dos semanas y contaron con alrededor de 10.500 atletas compitiendo en 48 deportes. El evento demostró que Francia no tiene ninguna preocupación real por el clima o el medio ambiente. La reducción de carne pretendida por los franceses -en los platos de los deportistas- podría representar poco más de 210 cabezas de ganado adulto. Una cantidad insignificante para asociarla a cualquier mensaje de preservación del medio ambiente o de reducción de gases de efecto invernadero', concluye.
Fuente: Leonardo Gottems | Agroenlace