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Aún así, según Abag, el perfil de las mujeres que trabajan en la agroindustria brasileña es altamente educado: alrededor de 60% tienen un título de educación superior y alrededor de 88% tienen independencia financiera.
“Estamos destacándonos en el área agrícola, invirtiendo e innovando de manera muy productiva en este sector, trayendo muchos resultados. Invierte en tus sueños y céntrate en los resultados, porque las mujeres tenemos un gran potencial para aportar muchas innovaciones que faciliten la vida de los productores rurales”, comenta Franciane Larrieu, de Conceição do Castelo, franquiciada de la primera red especializada en soluciones integrales de crédito rural. Sonhagro.
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El crédito rural es un instrumento importante para fortalecer la actividad agrícola del país y proporciona medios para que los productores realicen adecuadamente sus actividades, invirtiendo en propiedades y mejorando la producción mientras generan empleo e ingresos.
“A diferencia del sector empresarial, donde la esposa generalmente vive en la ciudad con otra profesión, en la agricultura familiar toda la familia está involucrada en las actividades, tanto la pareja como los hijos. Y las mujeres participan activamente en el trabajo rural”, comenta Romário Alves, especialista en el segmento de consultoría de crédito rural, fundador de Sonhagro, que presta servicios en la región desde hace más de 8 años y comenta sobre el crecimiento de las mujeres en el agronegocio.
Por: Eliza Maliszewski | Agroenlace