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El aumento de la producción de trigo transgénico en Argentina podría ser un tiro en el pie para la cadena productiva del país. Según el consultor Pablo Maluenda, que participó, este martes, en el 28º Congreso Internacional de la Industria del Trigo, realizado por la Asociación Brasileña de la Industria del Trigo (Abitrigo), la Argentina debería destinar una superficie de entre 55 y 60 mil hectáreas al grano genéticamente modificado. Esto nos permite estimar un potencial de producción de entre 200 y 250 mil toneladas.
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“Sin duda el producto será rechazado por muchos países y esto podría interrumpir las importaciones del producto argentino por parte de algunos de ellos”, según Maluenda, los transgénicos también son un punto peligroso ya que restringir el cultivo no es sencillo. "La semilla puede propagarse fácilmente por todo el país y 'contaminar' otros cultivos", afirmó.
El presidente del Sistema OCB, Márcio Lopes de Freitas, afirmó que los transgénicos no son un problema sólo de Argentina. “El riesgo en Brasil también es grande. La semilla podrá entrar clandestinamente, pero Mapa y la defensa sanitaria estarán atentos”, proyectó.
Freitas afirmó que las empresas propietarias de la tecnología tienen que negociar con el consumidor final. “Sólo así el producto será acogido por el productor. Hoy en día no está dispuesto a afrontar esta 'aventura' de los transgénicos”.
El periodista especializado en agronegocios y marketing, José Luiz Tejon, coincide en que “la ciencia tiene que negociar con el comercio, con los consumidores, con los medios de comunicación”. Para él, el tema es muy delicado, dado que el trigo se consume prácticamente fresco. “Sin la cadena productiva dudo que esta tecnología avance”, enfatizó.
Por: Gabriel Nascimento | Cultivos y mercado