El precio del arroz está en el centro del debate. Tradicional, no puede faltar en la mesa brasileña. Cada persona consume, de media, 34 kilos de arroz al año. Es el tercer alimento más consumido, sólo superado por el café y los frijoles.
La producción nacional actual es de 10,4 millones de toneladas, o 46% superior a esta demanda por habitante. Con ello se consigue suministrar hasta 50 kg por habitante. Pero esta situación podría ser muy diferente. El Sindicato Nacional de la Industria de Productos Fitosanitarios (Sindiveg) propone pensar en la siguiente situación: imagínese si la producción anual de este cereal se desplomara a apenas 1 millón de toneladas. Sólo habría 5 kilos de arroz disponibles para cada habitante del país.
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Las consecuencias serían un aumento exponencial de los precios, un intenso impacto en las exportaciones y la necesidad de grandes importaciones para reducir el déficit de oferta interna. El caos alimentario perjudicaría la alimentación de la población, que se vería obligada a cambiar su base nutricional por otros productos.
“El arroz es un alimento importante en la dieta no sólo de los brasileños, siendo fuente de carbohidratos, proteínas y fibra necesarios para una vida sana. Con una eventual reducción de esta producción, la explosión de precios afectaría también a los principales sustitutos de los cereales: maíz y patatas, por ejemplo, además de los derivados del trigo, como el pan y las pastas”, afirma Eliane Kay, directora ejecutiva de Sindiveg.
¿Pero es real el riesgo de quedarse sin arroz?
Según Eliana, los problemas de suministro representan uno de los impactos que las plagas y enfermedades pueden causar al cultivo del arroz. “Las malas hierbas, así como los insectos y los hongos, preocupan mucho a los productores, que ya sufren las constantes variaciones climáticas. Todo esto afecta directamente la siembra, desarrollo y cosecha del cereal, perjudicando la calidad y cantidad de granos disponibles”, destaca.
Por esta razón, combatir plagas, enfermedades y malezas es fundamental no sólo para reducir las pérdidas de los productores, sino para permitir un suministro regular de alimentos, cubriendo la demanda de la población. El pasto de arroz, uno de los problemas comunes de los cultivos, puede destruir los cultivos 90% si no se trata. Un solo ejemplar puede producir hasta 40 mil semillas, provocando competencia por nutrientes, agua y luz.
El cultivo de arroz no sólo se ve afectado por este enemigo. Hay varias otras malezas que necesitan atención, como el pasto señal y el coquillo, así como insectos, como el gusano barrenador del arroz, el gusano barrenador de la raíz y el pulgón de la raíz. En el caso de los hongos, la preocupación son las añublos, las escaldaduras y las manchas marrones.
Según Sindiveg, los insectos, las malas hierbas y las enfermedades que dañan el cultivo del arroz requieren un tratamiento especial. El uso racional, siguiendo las recomendaciones técnicas y prospectivas, de plaguicidas agrícolas (herbicidas, fungicidas e insecticidas) es la forma más eficaz de prevenir y tratar problemas fitosanitarios sin reducir la productividad y la calidad de la producción.
El valor bruto de la producción de arroz es de 8.800 millones de rands, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Alrededor de 95% de producción se concentran en ocho estados: Rio Grande do Sul (69%), Santa Catarina (10%), Tocantins (6%), Mato Grosso (4%), Goiás (1,6%), Maranhão (1,5%), Paraná (1,31 TP3T) y Rondônia (1,2%).
*con información del gabinete de prensa
Por: Agroenlace
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