Ciertas olas pueden revolucionar ciudades, estados o países. Foi assim no Mato Grosso, mais especificamente em quatro cidades que vêm se tornando referência na suinocultura desde os anos 90. Essa 'onda suína' aconteceu em Tapurah, Sorriso, Nova Mutum e Lucas do Rio Verde, onde todas as cidades apresentaram crescimento do IDH - Indice de Desarrollo Humano.
“Por supuesto, no fueron sólo los cerdos, sino sobre todo el crecimiento de la agricultura”, dice Paulo Osaki, director de proyectos del IMEA – Instituto Matogrossense de Economía Agropecuária. Actualmente, Mato Grosso es responsable de 5,5% de los sacrificios de cerdos de Brasil.
Nova Mutum y Tapurah, por ejemplo, tenían un IDH de 0,43 en 1991, un valor considerado bajo según el estándar de la ONU. En 2010 alcanzó 0,758 y 0,714, respectivamente: valores medios y rozando el alto desarrollo (la ONU considera el lugar desarrollado a partir de una puntuación de 0,800 y una media entre 0,5 y 0,799).
Angelo Ozelame, director técnico del IMEA, explica que la cría de cerdos era una alternativa a la producción local de maíz, ya que la carne tiene mejor valor que el grano:
“Eso atrajo a productores de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná, que vinieron a Mato Grosso para aprovechar el potencial del maíz, materia prima más barata aquí que en el Sur”. Los tres estados del sur son los líderes del sector, cada uno con más de 20% de sacrificios nacionales.
Según Ozelame, incluso geográficamente distantes, el bajo costo del maíz compensa el envío a los principales centros del país. Además, los productores vieron en Mato Grosso una oportunidad para ser independientes. “La gran diferencia es que la cuestión de la integración es más fuerte en el Sur”, afirma. En estos casos, los productores se ven obligados a vender su producción de carne de cerdo a un matadero específico, lo que no ocurre en gran parte del estado del Medio Oeste.
¿Y el futuro?
Para aumentar la producción en Mato Grosso, el desafío es aumentar el interés de los brasileños en el consumo. “Mato Grosso tiene sólo 3 millones de habitantes y la mayor parte de la carne de cerdo no se queda aquí: va a los grandes centros y se exporta”, dice Osaki. En 2016 se exportaron casi 22% de producción, 55,7% se enviaron a otros estados y el resto quedó en el mercado local.
Pero el Estado parece dispuesto a asumir una posición de liderazgo. “En términos de tecnología, empresarios y mano de obra, Mato Grosso tiene potencial”, comenta Osaki.
Ozelame comparte el optimismo de su colega, reforzando el potencial de las tierras de Mato Grosso, capaces de producir una alta diversidad de producción. “También con el girasol fue así: se presentó la oportunidad y, de la noche a la mañana, nos convertimos en el mayor productor de Brasil”, ejemplifica el responsable técnico. Otro ejemplo similar es el algodón.
Lo mismo podría ocurrir con los cerdos, según ambos expertos. Ahora queda por ver cuándo. “Es difícil precisar una fecha o una década, pero la capacidad existe”, añade Ozelame.
Fuente: Agroenlace