“Gracias al crédito pude comprar equipos que me hicieron la vida más fácil y mejoraron mi producción”. Así lo relata la agricultora Mirian Rozane Britto da Costa, de 53 años, beneficiaria del Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (Pronaf), que ya está recogiendo los frutos de la inversión. Fue con el apoyo del Programa que Mirian pudo adquirir maquinaria, un camión e insumos que dieron independencia a la producción y estructuraron el agronegocio de la familia, Figueira do Prado, en São Lourenço do Sul, Rio Grande do Sul.
Mirian logró agilidad, aumentó su plantación y, en consecuencia, sus sueños. Ella y su hijo invierten en el sector desde 2000 y la lista de productos no hace más que crecer: dulces cremosos, conocidos en la región como Schimiers, jugos elaborados con frutas tradicionales y típicas de la región, como butiá, piña y araçá. “Ahora puedo desplazarme y ya no depender de nadie para llevar mis productos a donde quiera. Tengo mi independencia para entregar comidas escolares y otros pedidos”, dice el agricultor.
El Pronaf está administrado por la Secretaría Especial de Agricultura Familiar y Desarrollo Agrario (Sead) y tiene diferentes tasas de interés. Lea sobre la política aquí.
Expansión
Como la producción iba bien y cada día era mayor, Mirian buscó otras formas de sacar la comida. Uno de ellos fue el Programa Nacional de Alimentación Escolar (Pnae). Figueira do Prado es responsable de ofrecer dulces y jugos a cinco escuelas municipales y estatales del municipio de São Lourenço do Sul. Todos los productos también cuentan con el Sello de Identificación de Participación en la Agricultura Familiar (Sipaf). “Antes era imposible producir sin el uso de venenos. Hoy eso cambió. Toda nuestra estructura ha mejorado y, ahora, podemos priorizar los productos ecológicos”, celebra.
Fuente: Agroenlace