La aprobación del Factura futura de combustible señala un paso importante en el camino energético de Brasil hacia un futuro más verde y menos dependiente de los combustibles fósiles. Esta propuesta legislativa, que se discute en el Senado, se centra en incentivar la producción y el consumo de energías renovables, destacando combustibles como el diésel verde, el biometano y el combustible de aviación sostenible (SAF).
La nueva legislación pretende aumentar la presencia de etanol en la gasolina y biodiesel en el diésel, estrategias que contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentan prácticas agrícolas más ecológicas. Además, también propone la creación de programas nacionales que fomenten el avance de combustibles renovables de última generación, como el diésel verde y el SAF, con el claro objetivo de reducir la huella de carbono en sectores como el de la aviación. Este movimiento legislativo tiene varias repercusiones, tanto para el sector de la automoción como para el consumidor final, requiriendo adaptaciones en los motores de los vehículos que, a corto plazo, pueden incrementar los costes de producción y, en consecuencia, los precios de los coches. Sin embargo, a largo plazo, se espera que los consumidores se beneficien de menores costos de combustible y menores emisiones contaminantes.
La implementación de esta ley será beneficiosa para el país, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, fortaleciendo la agricultura sostenible, generando empleos e ingresos y mejorando la seguridad energética. Se espera que la creciente demanda de materias primas necesarias para producir biocombustibles, como caña de azúcar, aceites vegetales y residuos agrícolas, impulse el mercado de productos básicos y fomente la inversión en el sector agrícola.
El potencial global de Brasil en biocombustibles
Con su historia de liderazgo global en la producción de etanol, Brasil tiene un gran potencial para desempeñar un papel destacado en la producción de otros biocombustibles. Sin embargo, la competencia global, especialmente con otros países como Estados Unidos, la Unión Europea e Indonesia, es feroz. Es crucial que Brasil continúe invirtiendo en investigación y desarrollo para aumentar la eficiencia y reducir los costos de producción de biocombustibles, garantizando al mismo tiempo la sostenibilidad ambiental y social de este proceso.
Actualmente, Brasil ya tiene capacidad para afirmarse como uno de los mayores productores de biodiesel de segunda generación, utilizando como insumos residuos agrícolas y forestales, satisfaciendo la creciente demanda de combustibles sostenibles de la Unión Europea. Sin embargo, para aprovechar esta oportunidad, es fundamental que Brasil certifique la sostenibilidad de sus biocombustibles, requisito indispensable para acceder al mercado global. Esta exigencia, cada vez más valorada en las políticas energéticas de varios países, demuestra que la producción se realizó de manera ambientalmente apropiada, socialmente justa y económicamente viable.
Con un vasto potencial en biocombustibles, Brasil ve la certificación como una oportunidad para solidificar su presencia en el escenario global y agregar valor a sus productos. Garantizando la trazabilidad de todo el proceso productivo, desde la materia prima hasta el producto terminado, la certificación demuestra que los biocombustibles brasileños alcanzan los más altos estándares de calidad y sostenibilidad.
La certificación internacional y el futuro del combustible
Ya se han establecido varios sistemas de certificación a nivel internacional, cada uno con criterios particulares. Por ejemplo, la ISCC (International Sustainability & Carbon Certification), la RSB (Roundtable on Sustainable Biofuels) y Bonsucro se encuentran entre las más reconocidas. Además, estos protocolos evalúan factores como el origen de las materias primas, la eficiencia energética del proceso productivo, las emisiones de gases de efecto invernadero, los impactos sociales y los derechos de los trabajadores. Por lo tanto, para obtener la certificación internacional es necesario que toda la cadena productiva, desde los agricultores hasta las plantas procesadoras, haga un compromiso integral. Por ello, implementar sistemas de gestión ambiental y social, monitorear continuamente los indicadores de sostenibilidad y capacitar a los empleados son pasos esenciales.
En resumen, la Ley de Combustibles del Futuro establece un hito crucial para el sector del biodiesel en Brasil. Al definir un marco legal claro y predecible, el proyecto crea un entorno más favorable para las inversiones e innovaciones en el sector. El aumento de la proporción de biodiésel en el diésel estimulará la demanda y la producción, fomentando la creación de nuevas unidades industriales. Al mismo tiempo, la creciente preocupación mundial por el cambio climático y la búsqueda de fuentes de energía más limpias y renovables está impulsando la demanda de biodiesel en varios países, ofreciendo nuevas oportunidades para los productores brasileños en el mercado externo.
Por Diogo Carvalho | Asistente de postventa en la unidad de Productos Oleoquímicos
Reseña de Vanessa Ferreira