Según la Bolsa Argentina de Cereales (BCBA), la superficie destinada al cultivo de maíz para grano comercial en la campaña 2024/25 se proyecta alcanzar los 6,3 millones de hectáreas. Sin embargo, esta estimación representa una reducción significativa en 1,3 millones de hectáreas respecto a la campaña anterior, lo que corresponde a una caída de 17,1%.
Además, los datos obtenidos hasta principios de julio indican una disminución significativa en la intención de siembra, motivado por tres factores principales. El primero y más preocupante es la creciente incertidumbre sobre el impacto de los virus y bacterias asociados a Dalbulus maidis, una plaga conocida por causar daños sustanciales a los cultivos de maíz. En consecuencia, este complejo de enfermedades puede comprometer gravemente la salud de las plantas y reducir la productividad de los cultivos, generando una creciente preocupación entre los productores.
El clima, con “la niña débil” y “frío neutro”, puede limitar el agua disponible para el cultivo y retrasar las lluvias primaverales. Por lo tanto, esto puede influir en la decisión de adelantar la siembra para evitar el pico poblacional de chicharrita. Finalmente, la situación económica también es desafiante, ya que la rentabilidad ajustada y los altos costos de producción impactan negativamente el cultivo del maíz.
De cumplirse el pronóstico, la superficie plantada estará por debajo de los niveles de la campaña 2017/18, lo que pone de relieve una continua preocupación por las condiciones económicas y climáticas que afectan la agricultura en la región. “Hay una alta intención de ampliar la siembra temprana, pero la llegada de las lluvias en la región limita el plan de producción. En este contexto, la intención de siembra actual en Córdoba indica una reducción anual de 20,8%”, concluye la Bolsa.
Fuente: Leonardo Gottems | Agroenlace