El Ministerio de Agricultura ha liderado un debate sobre la revisión del estándar de clasificación de la soja, con una recomendación para reducir el grado de humedad de 14% a 13%. Este ajuste, aunque parezca sutil, desencadena una serie de reflexiones estratégicas que resuenan en toda la cadena productiva del agronegocio. Si bien la discusión suele centrarse en las implicaciones financieras para los productores, es fundamental comprender los aspectos cualitativos de la soja, que juegan un papel fundamental en la competitividad del producto brasileño en el mercado global.
En un artículo reciente, Fátima Parizzi, consultora técnica de la Asociación Brasileña de Industrias de Aceites Vegetales, y Maurício de Oliveira, profesor de Ciencia y Tecnología Agroindustrial de la Facultad de Agronomía Eliseu Maciel y de la Universidad Federal de Pelotas, destacaron los impactos de una mayor humedad sobre la calidad del grano. La concentración excesiva de agua perjudica la calidad, aumenta la fermentación, los insectos y los costos de almacenamiento y transporte, advierten.
Innovación y competitividad: ajuste de la humedad para mejorar la soja brasileña
La propuesta de ajuste de la norma de humedad apunta no sólo a garantizar el cumplimiento de las regulaciones internacionales, sino también a mejorar la competitividad de la soja brasileña. Daniel Consalter, director general, y Silvia Azevedo, directora administrativa de la startup FIT, destacan la importancia de tal ajuste para la rentabilidad de los productores nacionales. En su artículo destacan la necesidad de que los productores adopten innovaciones tecnológicas, especialmente aquellas relacionadas con la medición precisa de los parámetros de las oleaginosas.
Brasil se ha destacado en el desarrollo e implementación de tecnologías orientadas al agronegocio. Agtechs nacionales, como ADAPTAR, se han destacado por su experiencia y soluciones tecnológicas precisas y sostenibles. Un ejemplo notable es la resonancia magnética (RMN), una herramienta que permite un análisis rápido y preciso de la humedad de granos y semillas. Cumpliendo con los estándares internacionales de precisión requeridos por los compradores más exigentes.
Con análisis precisos proporcionados por tecnologías como la RMN, los productores y almacenes pueden garantizar una calidad óptima de la soja. Además, compartir estos análisis en línea promueve la transparencia y la confianza en toda la cadena de producción. Contribuyendo así a negociaciones más asertivas y mayores ganancias para todos los involucrados.
Fuente: Aline Merladete | Agroenlace
