Con el tema “Nueva estrategia para una nueva agricultura”, 30 expertos, de más de diez países, se reúnen esta semana en Curitiba para el Foro Sudamericano de Agricultura 2016. Entre el público, más de 400 personas, representantes de todos los eslabones del Brasil y la cadena productiva global de agronegocios, desde la producción hasta el consumo, así como el comercio de bienes y servicios que son tendencia en el sector.
En su cuarta edición, el evento continúa realizándose en el Museo Oscar Niemeyer. Un espacio de arte y cultura y también multidisciplinar, que en este caso sirve de inspiración para mostrar la intensa relación entre el campo y la ciudad, lo urbano y lo rural, la producción agrícola, la economía y la sociedad urbana. Entre los participantes, personas de diversas regiones del estado y del país, interesadas en conocer más sobre el futuro de un segmento que está en el ADN de Brasil y América del Sur.
Quieren comprender el activo que va más allá del poder político o económico, que a veces define, segrega, grava y etiqueta a naciones del primer mundo, a países en desarrollo e incluso a países subdesarrollados. Porque la riqueza sudamericana no necesariamente reside en su poder militar o económico. Está en su vocación natural, característica que hace del bloque el granero del mundo. Una región única, con relaciones comerciales diplomáticas con todos los países y continentes. Y no porque tengamos dinero, sino porque tenemos comida, el gran bien del mundo moderno.
Macroeconómica
Desde cereales hasta carne, el foro también se centra en la macroeconomía basada en el entorno económico de la agroindustria. Porque ya no es posible abordar la economía, hacer análisis y previsiones económicas sin hablar de agronegocios. Y la realidad de Brasil no deja dudas sobre este nuevo orden económico mundial. La economía que proviene del campo aumenta su participación y representa casi 1/4 de la riqueza generada en el país, casi 25% del Producto Interno Bruto (PIB). En Paraná, una relación aún más fuerte. Uno de los principales indicadores es el movimiento en el Puerto de Paranaguá. En el primer semestre del año, más de 80% de todo lo embarcado en la terminal de Paraná tuvieron origen en el campo.
Con el tema “Nueva estrategia para una nueva agricultura”, 30 expertos, de más de diez países, se reúnen esta semana en Curitiba para el Foro Sudamericano de Agricultura 2016. Entre el público, más de 400 personas, representantes de todos los eslabones del Brasil y la cadena productiva global de agronegocios, desde la producción hasta el consumo, así como el comercio de bienes y servicios que son tendencia en el sector.
En su cuarta edición, el evento continúa realizándose en el Museo Oscar Niemeyer. Un espacio de arte y cultura y también multidisciplinar, que en este caso sirve de inspiración para mostrar la intensa relación entre el campo y la ciudad, lo urbano y lo rural, la producción agrícola, la economía y la sociedad urbana. Entre los participantes, personas de diversas regiones del estado y del país, interesadas en conocer más sobre el futuro de un segmento que está en el ADN de Brasil y América del Sur.
Quieren comprender el activo que va más allá del poder político o económico, que a veces define, segrega, grava y etiqueta a naciones del primer mundo, a países en desarrollo e incluso a países subdesarrollados. Porque la riqueza sudamericana no necesariamente reside en su poder militar o económico. Está en su vocación natural, característica que hace del bloque el granero del mundo. Una región única, con relaciones comerciales diplomáticas con todos los países y continentes. Y no porque tengamos dinero, sino porque tenemos comida, el gran bien del mundo moderno.
Macroeconómica
Desde cereales hasta carne, el foro también se centra en la macroeconomía basada en el entorno económico de la agroindustria. Porque ya no es posible abordar la economía, hacer análisis y previsiones económicas sin hablar de agronegocios. Y la realidad de Brasil no deja dudas sobre este nuevo orden económico mundial. La economía que proviene del campo aumenta su participación y representa casi 1/4 de la riqueza generada en el país, casi 25% del Producto Interno Bruto (PIB). En Paraná, una relación aún más fuerte. Uno de los principales indicadores es el movimiento en el Puerto de Paranaguá. En el primer semestre del año, más de 80% de todo lo embarcado en la terminal de Paraná tuvieron origen en el campo.